¿A quién callarías?

Recibo la justa reprimenda de mi genial tocayo Pablo López, del blog Sin futuro y sin un duro, y como no tengo ninguna excusa que dar por no escribir en ese blog (aunque participe ocasionalmente en él, más que otros…) me limitaré a aceptar con gusto la muy merecida regañina y paso a responder el meme que me otorga. El juego consiste en ponerte en la piel de un Borbón por un día -no, no viviré en palacios ni navegaré en yates…- y mandar a callar a tres personas como si de Chávez cualquiera se tratasen.

¿POR QUÉ NO TE CALLAS?

–En primer lugar, mando a callar al ventilador de mi ordenador que no para de molestarme en esos pequeños momentos en los que uno parece que ve luz y se pone a escribir algo… Parece que el ventilador está sincronizado con la supuesta «inspiración» para saltar en el tiempo preciso.

–En segundo lugar, silencio a los chavales que se dedican a poner la música del móvil a toda pastilla en el autobús, permitiéndonos a los demás usuarios el dudoso honor de poder oír su música desencajada y «maloliente» e impidiéndonos-me las buenas conversaciones de las que hablé hace unos días aquí.

–Finalmente, mando callar al discurso unidireccional de los medios de comunicación que exaltan las bondades de las grandes empresas y silencian los grandes atropellos que cometen -sé de lo que hablo- por el simple hecho de que son las que ponen el dinero. Con esto aludo especialmente a una empresa y el que tenga buen ojo, ya sabrá donde estoy poniendo la bala.

Ala, ahora Pablo López me enseña que debo enlazar a otros tres blogs para que manden callar a otras tres personas en una gran cadena de órdenes y silencios que tiene mucho de campo de trabajo en Siberia. Los blogs elegidos son:

–El Arrozal del incombustible Jesu, habitual del comedor social que monta mi madre los martes en mi casa.

–Siguen sin pagarme (por hacer un blog, pero lo harán) de Buko-Cerero porque sé que la tarea de mandar a callar a la gente le generará gran satisfacción.

–El poema de nunca acabar de Yurena que a veces se convierte en el poema de nunca escribir por lo espaciada de sus actualizaciones, que esto sirva de motor para la corriente de su teclado.